lunes, 9 de febrero de 2015

HÉROES


Era fácil en nuestra infancia, aquella infancia de mediados del siglo XX,  elegir y admirar a nuestros héroes. Héroes todavía ligados a ideas un poco románticas, que generaba, de vez en cuando, algún mortal que, del lado del Bien, combatía al Mal. Así de simple. Es fácil creer  en héroes tan definidos, tan comprometidos con una causa visible para cualquiera. Inclusive, la concepción de lo malo y lo bueno, nos hacía obviar aspectos negativos, y pasar, frecuentemente, por encima de las normas y tabúes que imponía el “sistema”. Robin Hood, , El Príncipe Valiente. Y los súper héroes nacidos de las historietas o del cine animado: Súperman, Tarzán, Flash Gordon, el Zorro…. Y algunos otros,  bien reales, pero que constituyen nuevos mitos; que se encarnan en paradigmas de liberación, como fue Rousseau, Martí, San Martín, Vairoletto, Miranda, Zapata, El Che, Lenin….. y todos los que, las ideas de unos y de  otros, entronizan. Todos ellos venían a restablecer la justicia y defender a los más débiles.

Hoy, un poco más de  cincuenta años después, con muchísimos cambios tecnológicos, tantos y de tal calibre que marean, es difícil vislumbrar algún héroe por acá. Es que el mal y el bien no aparecen simplemente como contrapuestos. En una parafernalia de brillos de consumo, los medios, las palabras, las voces y la publicidad han mezclado tanto las cosas, que no sabemos a ciencia cierta qué es bueno y qué es malo, ni de qué lado están unos y otros.  Las informaciones, manipuladas como nunca antes, la proliferación de formas de comunicarse aunque uno no quiera, traen mensajes mentirosos, disfrazados, y la verdad tiene que ser arrancada de en medio de esta telaraña informativa, en la que estamos, algunos más, y otros menos, atrapados.

En una época se decía que los rumores podían modificar la realidad a la vez que iban mutando para llegar a un destino deformado y amplificado. Hoy las noticias, a menudo, son rumores. Y nos hemos acostumbrado a que la verdad…. , no está disponible, o, que,  relativamente, cada uno puede acceder a la propia verdad. Ironía o hipocresía:   La verdad ha sido sustituida por la opinión: y las opiniones no se sabe muy bien que tan buenas o malas son: mientras tanto confunden, y no se llega a ninguna parte, Y no hay nadie, que se convierta en héroe defendiendo una “Opinión”. Las opiniones son volátiles:  y mientras tanto, la verdad huye despavorida y cambia. También la verdad se camufla.

Nuestros personajes, los héroes, quedan sometidos a realidades pequeñas, la de todos los días: aquéllos que sobreviven sin dar el brazo a torcer, defendiendo lo que creen y sus propios códigos, con un costo variable, depende del círculo en que se muevan. Son los locos, los chiflados, los anticuados, los románticos a ultranza, los diferentes, y algunos vanguardistas agazapados en sus obras,  que no todo el mundo entiende.

Los otros posibles héroes más mediáticos, aparecen manchados  un poco o mucho 
por el chantaje del sistema: en la cultura, en la política, en los negocios, en los medios, hasta  en el   amor. La individualidad, no hace héroes: sólo nos hace más y más solitarios, rodeados de confort algunos;  otros con deseos; con cientos de amigos virtuales unos, relaciones superficiales y principios rotos o manchados, o resentimientos varios. Y rollos. Rollos individuales y sociales,  casi nunca desenrrollados ni atacados de frente.

De pronto me di cuenta que me gustaría tener un héroe contemporáneo para admirar, pero miro para todos lados y siempre encuentro algo que brilla un poco, pero de golpe, desaparece, y cuando aparece está un poco sucio, y no de mugre honesta, no es barro de las batallas ganadas a espadas y flechas. Acá, sentada frente a un lago un poco contaminado, pero al fin azul;  mirando la lejanía tan hermosa y lejana del paisaje montañoso, no se vislumbra ningún, ningún héroe…..

Cristina Vispo
11-2014


No hay comentarios:

Publicar un comentario