Hoy
quiero juzgarme diferente.
Aunque
otra vez me invada la pereza…
Divagar,
Divagar,
No
concretar, no llegar a nada, a nada.
Evadirme,
Desparramarme,
Pensar
en otras cosas,
Emprender
otras tareas, otras acciones, otros trabajos…
Pero,
desafortunadamente,
o
quizá oportunamente,
la
puerta se abrió de nuevo,
y
ya, desde donde estoy,
es
una gran oportunidad,
para
resignificar mis rutinas,
y
volver al centro de mi vida difusa,
a
mi verdad interior
oculta
bajo varias capas de sedimentos
de
viejas interpretaciones.
Me
he juzgado duramente,
Me
he quedado callada tantas veces,
Me
he quedado quieta, inmóvil,
Tiesa,
invisible, en segunda fila,
En
segundo plano.
Aceptando
todos los desafíos, sin pensarlo;
Todos
los trabajos duros,
Quedándome,
quedándome.
De
repente, se ha abierto la puerta nuevamente,
Y
no fue fácil,
Volver
a rever las decisiones tomadas.
Comprenderlas
otra vez,
Comprender
ahora que elegí lo difícil.
Y
continuar. Llorar un poco. Disimular.
Callar.
Olvidarme. No juzgar.
Quizás
perdonar.
Culparme.
Comprender, querer comprender todo otra vez.
Despertarme.
¡Despertarme! No dormirme.
Hacer
todos los actos insignificantes diarios.
Estar
detrás y esperar…
Y
la vida: siempre elegir la vida.
Puedo
darme un poco de crédito ahora.
Puedo
relajarme un poco,
Puedo
levantarme un poco,
Y
respirar fuerte y hondo.
Defender
mi propio espacio,
Esperar
cosas buenas,
Y
planear un poco más mi vida.
Divertirme
un poco,
Y
volver de este viaje a las profundidades,
Sin
que nadie se de cuenta.
Elegir
la poesía,
Escuchar
la poesía,
Evadirme
en ella otra vez, pero diferente,
Saber
lo absurdo que es todo el tiempo presente,
Y
no poder dejar de escuchar la poesía del mundo.
La
poesía de mis pensamientos erráticos.
La
poesía escondida en las imágenes del día,
En
los fantasmas ocultos en la noche.
La
poesía que late en el silencio eterno de mi origen.
Cristina
2010
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