En mi mente suceden
todo tipo de cosas prodigiosas:
Entre todo el ruido del mundo,
Distingue perfectamente una melodía en particular,
Un llanto pequeño,
Un llamado diminuto,
Un susurro inconfundible del aire en el follaje.
Entre toda la profusión de planos superpuestos,
e imágenes en 3D
aprecia,justo, el color en movimiento del colibrí.
Tu silueta, en su contorno amablemente conocido.
Una forma específica entre miles de otras.
Reconoce el objeto antes de sacar conclusiones.
Trae, desde una experiencia anterior
un olor característico:
El perfume del jabón de la infancia,
El dulce de membrillo cocinándose.
La suavidad de una mano maternal,
el tono de una voz,
La sensación de parálisis y el corazón que amplifica su latido
en una situación engorrosa, ocurrida tantos años atrás.
Y muchas importantes y banales percepciones
percepciones agradables, y otras no tanto.
En un instante divide lo bueno de lo malo,
Decide lo bello, lo común, lo grande, lo interesante, lo feo
Y lo original…
Y mezcla prodigiosamente los archivos.
Constantemente mastica los hechos
(Como un extraño rumiante),
Los hechos cotidianos, una y otra vez:
Los mira desde múltiples puntos de vista,
Los bate como un lavarropas automático
de aquí para allá.
Toma decisiones acertadas
A veces, muchas, se equivoca
en la medida exacta de las cosas.
Y tiene, como refuerzo, ecos de voces
Que vuelven una vez, otra y otra vez.
Y siempre, o casi siempre puede
Imaginar, crear, soñar,
Y hacerme vivir dudando siempre,
Frecuentemente sin estar segura,
como flotando en la realidad…
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