domingo, 29 de agosto de 2010

A la tarde...

Otra vez se puso turbia la tarde, bajando el sol, como escapando, sin que lo vieran, pero con un resplandor rojizo que se escapa por entre los árboles, indudablemente. Fue así. Pero nadie está seguro de como fueron las cosas. Nadie puede asegurar que sucedieron así los acontecimientos, simplemente pasaron. Y después la memoria olvida partes o adorna otras que le parecieron necesitadas de oropel. Cuántas mañas se hacen para esquivar..... ¿qué? La verdad avanza a los codazos abriéndose paso en la muchedumbre. Algunos no quieren escuchar. Otros no escuchan, por el ruido que los rodea.
Mientras tanto el tiempo pasa igual, no nos tiene piedad y no se detiene para observar nuestras tristes disquisiciones.
Mientras tanto, el tiempo pasa igual, y las oportunidades también.
Seguimos viviendo mientras el tiempo sigue pasando. Aunque a veces sentimos, de golpe, su velocidad y nos ponemos ansiosos, como cuando vamos a perder un vuelo, un ómnibus o un tren.
Acá estamos, parados, esperando algo. Acá estamos, inmóviles, esperando ver cuánto nos mienten. Acá estamos, caminando, hacia algún lugar que creemos nos espera.